domingo, 29 de junio de 2014

One - Harry Nilsson

Este es un detalle derivado del Soundtrack de Magnolia (ver Save me de Aimee Mann), que ya sé que puede ser algo soso cuando escuchas Everybody's Talikn' o Whitout you, ¿que no te suenan conocidas? A mi tampoco hasta hace unas horas acabo de enterarme como se llamaban esas canciones de la radio que solo me hacían sentir melancólicamente vintage. Pero ¿qué tal Jump into the fire o Early in the morning? Ahora se siente mejor... yeah.

 

lunes, 23 de junio de 2014

Asco y Antojo. Symphaty for the devil.


El 14 de febrero de 1991, el arribo de la película Silence of the lambs, trajo al público una nueva, o podríamos asegurar inusitada perspectiva sobre la figura del asesino serial, en general de toda personificación que trasgrede uno de los tabúes de la humanidad, la muerte. Antes de esta historia la figura del asesino era ejemplificada con historias como Psycho (1959) o In cold blood (1966), perfiles que ilustraban al asesino como alguien inestable y enfermo. En ellas la respuesta a los actos del asesino era se inclinaba hacia la locura, la degradación de la razón. Foucault les daría algunas bofetadas.
Desde entonces las cosas han cambiado un poco, primero el demente segador de vidas, es visto como alguien o un estado (un algo) que podríamos comprender si le encontramos su marco de referencia, es decir si podemos ponernos en su lugar, ya sea racionalmente perceptivamente, ideológicamente. Tenemos curiosidad por la lógica del mundo que el serial-killer puede ver y nosotros no.


Para mí, el gran cambio sucedió a la llegada de Silence of the lambs, aunque otras películas (como las que mencioné antes) ya habían aclimatado al público e introducido muchos rasgos del fenómeno que es el asesino serial. Las novelas de Harris1 no abrían llegado con tal notoriedad a las librerías si el público no estuviera preparado para recibirle. Patrick Süskind con Das Parfum, die Geschichte eines Mörders (1985), es la muestra de dicha situación ya que narra una perspectiva del asesino sin el tabú o el morbo e irónicamente es adaptada hasta Perfume: the story of a Murderer (2006), bastante tiempo después de que la saga fílmica de Hannibal, continuada con Hannibal (2001) y Red Dragon (2002) se realizaran y consolidaran como películas eminentes dentro del género; aun así la curiosidad por el origen del Demente (y/o Genio) invoca más tarde la adaptación del Perfume así como Hannibal Rinsing (2007) por algo así como un compromiso con el público. Similar sucedió con Manhauter (1986), la primera adaptación de Red Dragon, que no alcanzó el éxito esperado y casi evita que llegara el Silencio de los inocentes a la pantalla.
Querría el destino, o la mano colectiva e invisible de la humanidad, que bajo condiciones caso astrológicas2 logró llevarse a la pantalla, con bajo presupuesto, con un equipo que apostó a los detalles de los elementos que la conforman.
A partir de entonces el cine da un salto hacia la empatía con el asesino a través del asesinato, ya no es sólo el suspenso (muy bien trabajado por Hitchcock en sus filmes), se trata de una curiosidad muy humana de la que el público está obteniendo una respuesta sobre sí misma muy profundamente enraizada en los actos sociales.
Pero este asesino postulado desde Thomas Harris rompe con la tendencia del asesino enfermo, del loco3; el logro de Harris es que Hannibal Lecter, no es el demente ni en la novela ni de la película, si no que él es sustraído de ese lado de la dualidad para participar de la trama como el genio. Pero este plot twist resultó en algo inesperado, encontrar que el genio y el ‘demente’ son dos caras de la misma moneda.


El otro precedente que no se puede dejar de mencionar en el perfil de este tipo de historias y este tipo de personajes es la herencia de Conan Doyle4 entre 1887 y 1926 con el perfil del detective, figura que ya venía construyéndose desde Auguste Dupin de Edgar Allan Poe esta moda que desde la década pasada ha tenido un nuevo auge, formula variaciones, derivaciones, sombras que buscan emular el perfil de un hombre racionalmente superior5  el éxito de House M.D. (2004-2012), el doctor basado en el doctor en que se basó Doyle, se volvió un estandarte del perfil detectivesco6 (que por más que muchos insistan, no son similares.
La figura del Detective no queda solo en la tendencia, la heredad que formuló, sino en todas sus reencarnaciones, prácticamente innumerables, caso singular es la retro alimentación del propio canon, el Detective se reformula a través de las variaciones que él provocó; (en aras del éxito de Dr House) tenemos como resultado Sherlock Holmes (2009), SH: A Game of Shadows (2011) de Guy Ritchie y recientemente a Sherlock7 (2010-) de la BBC, perfiles que distan del canon, recordando más al médico del siglo XXI que al detective del siglo XIX, conservan la médula y tratan de reformularlo, pero crean a otro personaje. Afortunadamente los textos no han desaparecido en la historia y podemos remitirnos a ellos de primera mano (salvando a veces los precipicios de las traducciones) al perfil original.
La aspiración en el fondo de todo esto es emular al Genio, porque el ser humano siempre aspira a más en su camino a convertirse en el Superhombre, el Übermensch (sea lo que sea, ya que en algún momento existe más en la consciencia colectiva que en el referente original); lo inestable, introspectivo, incisivo, egoísta, es perdonable al encontrarse en la más allá del ser humano, que no necesariamente es bueno o malo porque es desconocido.
Sin que lo notemos el perfil del demente se empalma con el del genio, estamos compartiendo el terreno con el sociópata; esto se muestra de manera sutil no lo dicen explícitamente en principio, verbalizarlo es algo reciente; el genio rosa la cordura del demente algo que estableció Thomas Harris desde la primera novela, la genialidad desde esta perspectiva, puede tener formas escalofriantes u orígenes siniestros y esto es lo que la industria ha explotado en muchas versiones tanto del asesino serial como del genio mental.
La figura del asesino con todo lo que implica y el público han pasado por todo un coqueteo con anterioridad y ellas ha ido cediendo ante su seducción o ha encontrado en él lo que estaba buscando, ya sea porque ha descubierto la figura a la que aspira ser o porque inevitablemente el humano tiende hacia lo irracional. ¿Qué diría Foucault?



1 La trilogía. Red Dragon 1981, Sillence of the lambs 1988, Hannibal 1999.
2 Silence of the lambs se adapta bajo la productora Orion y el elenco final, una convergencia de luminarias ahora, es prácticamente accidental.
3 Una figura que ya desde Foucault sabemos que no se incluye dentro de la sociedad, es periférico y es rechazado, curiosamente no es excluido sino solo apartado porque sigue representando un foco de interés. Sería todo un tema de discusión sólo este punto.
4 El perro de los Baskerville / The Hound of the Baskervilles 1901, el mejor ejemplo del método científico y mi principal recomendación para leer al respecto.
5 Hay que considerar que durante el siglo XIX la razón seguía siendo la virtud del ser humano frente a todo el universo.
6 Se desprenden muchas emisiones: Law & Order (algunas de sus variaciones), Criminal Minds (2005-), The Mentalist (2008-), Lie to me (2009-2011), White Collar (2009-), Elementary (2012-) Davinci’s Demons (2013-); derivaciones más penosas Bones (2005-) (y su medio-hermano que murió solo) The Finder (2012-) y aún más penosas: Shark (2006-2008), Nurse Jakie (2009-), Harry’s Law (2011-).
7 Que si bien tampoco es el Sherlock de Doyle, es ampliamente recomendable por su propia originalidad, si podríamos llamarle así.

jueves, 19 de junio de 2014

Oldboy



1996-1998, 2003 y 2013
Acabo de terminar de ver la versión de Spike Lee, el primer pensamiento que tengo es que de no ser por la versión de Park Chan-wook1 esta sería una gran película. Pero eso no sucedió. En este universo Spike Lee llegó unos diez años tarde y buscó tomar lo mejor de las dos versiones anteriores para hacer, lo que en alguna nota al respecto leí, la adaptación que el manga se merece. Y es que Park Chan-wook logró impactarnos con su versión en el nubil año del 2003, fue tan buena su versión de la historia que era el tipo de trama que un amigo o amiga te contaban en el autobús en susurro y a la expectativa de la mirada indiscreta de viejitas y señoras decentes que se suben en esa ruta.
En esa ocasión mi compañera de susurros no recordaba el nombre de la película, sólo sabía que era oriental, y como suele suceder cuando eres un puber y dices algo como: 'después te lo paso', lo olvidamos. Después una noche estás viendo tranquilamente la televisión y descubres una peli que comienza de una manera extraña, pero la trama te va atrapando, te quedas y la historia te engancha, te impacta, te impacta más, Park Chan-wook hace un asombroso trabajo invocando la empatía del espectador, una gran construcción de partes: visual, actoral, dramático... Al terminar la película recuerdo que alguien ya me había contado esta historia. Aún así es genial.
No me entero de que es un manga hasta varios años después cuando leo en una nota que están realizando una adaptación americana. Spike Lee. Entonces la busco con mis proveedores de cómics, novelas gráficas y manga de cabecera, y por supuesto que lo tienen. Lo leo, paso algunos días de desesperación, intriga y dolores de cabeza, la incertidumbre de esta historia te mata lentamente y al termino del 8vo volumen siento que han asesinado impunemente una parte de mis sentimientos. El extraño manga cumple con su amenaza inicialmente hecha, te sientes tan desdichado como Gotō y no hay ningún consuelo al final. Después de terminar el manga, sentir un tremendo vacío con la conclusión de la historia y taparme bien con las cobijas en una fría noche de enero, estoy listo para el día del estreno de la versión americana.  

 

オールド・ボーイ, Ōrudo Bōi
Ahora que he leído parte del Harakure tiene algo más de sentido, la rencilla entre Gotō y Kakinuma tiene más las formalidades y declarativas de la riña de samurai, o como diríamos en occidente, una pelea de caballeros. Que no tiene nada que ver con arrojarse a las pasiones y los puños impulsivamente sino al ímpetu. Se valoran más los actos, las resoluciones que la reflexión de los problemas pero al mismo tiempo se condena la negligencia, un guerrero correcto y honorable considera todas las posibilidades antes de atacar. Desde esa ideología, el manga presenta una batalla de dos samurai en pleno siglo XX, una pelea declarada de intelectos, y no plagada de engaños y trampas (como en otro tipo de batallas), aunque hay un gran misterio detrás de esta historia. Los enemigos se guardan un respeto, casi la mitad de la historia se encuentran personalmente y debaten. Hay violencia, sí, pero la violencia es un medio y no la manera en que combaten. Hay sexo sí, pero el sexo es una forma de controlar el ímpetu antes de continuar el enfrentamiento, una forma de control benéfica y también perjudicial, en algún punto de la historia es un ataque discreto. Cabe mencionar que el Harakure tiene tendencia machista2, no misógina pero es claramente un libro de conocimientos dirigido a los hombres. 
La versión americana llegó tarde aquí, casi un año después, como tenía varias cosas a qué prestarles atención no me preocupé. De hecho aún no se estrena acá, es más fácil encontrarla en Internet. Spike Lee retoma muchos elementos de Park Chan-wook, cosas que se volvieron icónicas supongo, pero ¿para qué? Se habrá vuelto fan de la versión coreana, supongo. La nueva versión no aporta NADA nuevo a la historia. Sólo se limita a combinar la trama tan intrigante del manga y a reformular el estilo y la contundencia de la adaptación coreana, pero sin la energía y la transparente actuación de Choi Min-sik, para empezar.
Aunque Samuel L. Jackson hace bien su trabajo, Josh Brolin mantiene su personaje toda la peli con gran talento, el ultimo giro que ya todos conocemos sobre la acompañante del protagonista, no se compara y no alcanza la intensidad que Park le da en su película, probablemente porque esto es todo parte de su versión de Oldboy, y después de todo Park sabía lo que hacía, no quería hacer una adaptación si no derivar una historia a partir de un manga. Y tuvo mucho éxito al hacerlo.
Spike Lee habría hecho una gran película si Park no hubiera nacido o si se hubiera dedicado a la ortodoncia o la medicina. Por otro lado, que Spike Lee hubiera podido crear ese film sin la película de Park es otro asunto del que carezco de datos para inferir una opinión. De una u otra forma, aún me sigo quedando con el final de la versión de Park Chan-wook




1. No estaba muy seguro de cómo escribir su nombre, en coreano el apellido va antes, en español va primero el nombre, wikipedia en inglés respeta el orden coreano, la pagina en español no... al menos ahora sé cuál es su apellido.

2. Aún debo terminar de leerlo. Hasta el momento no he leído ninguna especificación sobre las mujeres en la vida de los samurai. Ya saben que leo lento, así que, aguantenme.

jueves, 12 de junio de 2014

a Paco Ignacio Taibo I

Hay que decir que no se puede leer invicto a Taibo, ya sea porque lo confundes con su hijo o porque sus historias te mueven algo. Es uno de esos autores con los que he tenido pocas palabras, sin embargo, te dejan sintiendo algo que no sabes muy bien como definir ¿simpatía? ¿agrado? ¿concordancia? complicidad... no importa.
***

ESTÁN LLAMANDO A LA PUERTA 
La policía sabe que es policía, sabe que tiene el poder, sabe ejercerlo, sabe que las puertas se le tienen que abrir y que al otro lado de cada puerta hay un rostro desencajado que intenta; inútilmente, reconstruir la calma. 
La policía no usa nunca el timbre, aun cuando lo haya y esté funcionando. 
La policía estrella el puño contra la tabla y espera que la tabla no caiga al suelo; pero lo que se cae, al otro lado, es el corazón y el pulso, y las rodillas. Hasta los calcetines de los muchachos se caen al otro lado, cuando se estrella el puño del policía. 
Por todo esto, los perseguidos nos acostumbramos a llamar a la puerta con un toquecito liviano, con un suave rasguño, con un repiqueteo de dedos. 
Con el puño, jamás. 
Por todo esto, que muchos de ustedes comprenderán de inmediato, mi familia, al igual que miles de perso-nas, llamamos siempre a la puerta con amor. 
(Para aclarar las aguas del olvido, 
úcar, Madrid, 1982)

UNA MUERTE EN LA ACRACIA

Rogelio el Zapatero olía a tabaco y a papel viejo, tam-bién a esa cola pegajosa, color de miel, muy espesa, que guardaba en un bote dentro del cual se hundía, siempre, una astilla que usaba de cuchara. Sobre la camisa desabotonada, usaba Rogelio un chaleco muy raído, que había pertenecido a un traje color vino y en un bolsillo, pequeño, del tal chaleco guardaba una caja de cerillas de madera y la punta de un lápiz de tinta que metía en la boca, y lamía con la lengua, antes de anotar algo en el dorso de un sobre ya bastante amola-do. La lengua de Rogelio el Zapatero era azul en la punta, por causa del lápiz de tinta, y sonrosada en todo el resto de su extensión, ya que era hombre sano, que si fumaba bastante, no bebía sino sidra o vino con agua o con sifón. Además, y por un cierto tiempo fue vegetariano y si abandonó tal disciplina fue a causa de una reflexión nocturna durante la cual se dijo que eran los burgueses los que impedían que los obreros comie-ran carne y no parecía razonable unirse a los burgue-ses en ese empeño.
Rogelio el Zapatero se había casado y tenía tres hijos y dos sobrinos recogidos; la mujer de Rogelio lo con-templaba entre absorta y condescendiente y solía afir-mar, en el lavadero público, que su marido era un san-to descreído, pero santo. Un día a Rogelio lo atropelló un tranvía y dos horas después se fue a morir sobre su propia cama.
La mujer lloró mucho por él y porque con su muerte se produjo un muy sórdido escándalo; ya que no se pudo enterrar en sagrado sino en tierra fuera del cemen-terio. Lloró, sobre todo, porque su entierro coincidió con el de un concejal que fue acompañado por veinte niños huérfanos del asilo, por un número importante de gente de sotana, toga y traje negro y por apellidos famosos, respetados.
A Rogelio le acompañaron veinte tipógrafos, dos impresores, un linotipista y un buen número de obreros de distintas especializaciones. Pero, curiosamente, al entierro de Rogelio no fueron zapateros.
Rogelio el Zapatero pensaba que primero fueron las palabras y después las pistolas; pero que estas últimas, de alguna forma, destruían la esencia.
Los viejos anarquistas miraron al principio las armas con gran curiosidad y como eran muy diestros con las manos, las aceitaban, les cambiaban algunas de las piezas, estudiaban todos sus mecanismos y las guar-daban entre telas de lino.
Pero a los discursos siguieron los disparos y a las be-llas miradas que acariciaban paisajes y se iban sobre el mar buscando un mañana muy limpio y diferente se fue imponiendo una forma distinta de mirar: ojos atra-vesados, ansiosos de venganza, colmados de esa larga espera que no tiene, al final, sino puertas cerradas.
Rogelio había pensado que en lo hondo de todo ser humano se encuentra, ovillado, un canto, un abrazo posible que salta de hombro en hombro y llega a hacer hermano a ese hombre que por vivir tan lejos ni el color de la piel adivinamos. Así que fue a morirse de-bajo de un tranvía, cuando una primera pistola salía, muy subrepticiamente, de su encierro de lino y se iba, furiosa, sobre un corazón.
Aquello era el principio de un acto de justicia y tam-bién el final de toda una esperanza.
Se murió Rogelio en pleno invierno y hasta que el mes de julio inició su tarea, no pudieron sus amigos y cuantos le querían volver a caminar el campo y a hun-dir la mirada en los cielos aún grises y caídos. Pero llegaron hasta un curioso promontorio de rocas y de hierbas que se encontraba asomado al mar (un mar que no callaba) y uno de los niños eligió un lugar, con muy poca fortuna, porque estaba pelado y era poco amable, y en aquel sitio colocó una manzana.
Y así se hizo, porque la tumba de Rogelio el Zapatero no estaba en ningún sitio, dentro del cementerio, dentro de una idea, cerrado por cerradas opiniones; sino que el mundo entero era su tumba y por eso al poner sobre la tierra grumosa la manzana...
El amigo al que conté la historia estaba muy contrito porque, efectivamente, era una historia triste ésta de la muerte en la Acracia.
Yo también estaba triste, me había vuelto triste de pronto.
Mi mujer me dijo:
—No lo tomes así. Tú mismo la inventaste.
Nos fuimos los tres a cenar.
Al terminar la cena yo tomé una manzana y fui a de-jarla en la calle, en el suelo, sobre una acera sucia y algo mojada.
Mi mujer me dijo:
—¿Un nuevo rito?
Y yo le dije que sí; pero no nuevo.
Después nos besamos en la noche y cuando descu-brió que yo estaba llorando, me reconvino con una caricia.
—¿Cuándo, al fin, crecerás?
Y yo respondí que pronto.
(Debiste haber contado otras historias,
Argos Vergara, Barcelona, 1983)

martes, 3 de junio de 2014

Victoria - Braids


Es un nuevo gustillo que me presentaron. Me recuerda buenos sonidos de mi adolescencia, un sonido muy Islandés. Raphaelle (la vocalista) está guapa. Yo digo.