Desde el mes pasado y hasta éste se orquestaron dos artistas clásicos al abrigo de los muros del Palacio de Bellas Artes, Miguel Ángel Buonarroti y Leonardo daVinci, en una exposición continua que ha invocado cantidades interminables de personas en el museo, sin embargo la exposición deja mucho que desear. Filas matinales de tres (o más) horas para adquirir citas vespertinas y poder entrar a ver un puñado de bocetos y replicas de su trabajo.
¿Si iban a trae sólo bocetos, por qué no se trajeron (aunque fuera replica) de la Santa Ana, también llamado el Cartón de Burlington House, o algunos modelos sobre su producción en los años en que coincidió en Florencia junto a Buonarroti?
Si bien la exposición y coordinación tienen puntos favorables que mencionar, a pesar de la arrolladora cantidad de asistentes, estuvieron regulando la cantidad de personas que entra a la exposición cada 30min, por lo que una vez dentro sea posible moverse dentro de la exposición, aunque en la práctica no es precisamente de esta manera. En mi caso la parte dedicada a Miguel Ángel era casi imposible de cruzar mientras Leonardo era prácticamente para curiosos, aparte de las réplicas sólo había algunos bocetos sobre cuerpos y otras obras relacionadas en tendencia estilo o alusión, no es desdeñable conocer uno de los retratos de Miguel Ángel pero la maqueta del Palacio de Minería no me cuadra entre la exposición.
La nueva tendencia de Bellas Artes es acompañar sus exposiciones de playlists disponibles en Spotify, si bien esto permite enriquecer las exposiciones orales que acompañan las obras, no resultan precisamente ad hoc, mucha de la selección musical nada tiene que ver con los artistas sino con enlazar algo moderno con alguna animosidad y ritmo elegido para los espectadores. Esta playlist (echen una oída), resulta tener más información y remite a más elementos del trabajo de Leonardo y Miguel Ángel que no se vieron en la exposición, algunos tópicos sobre su trabajo, los caballos, el vuelo, las proporciones, el rostro humano, etc. Irónicamente a este desglose de nuevas tecnologías, procuraban que guardáramos el celular durante el recorrido y un par de guias se ocupaban de dar una explicación en torno a las replicas de La Piedad y el Cristo Giustiniani de Miguel Ángel.
Ya se ha venido cuestionando esta nueva ola de asisitentes entusiastas que deboran las entradas de los museos y los convierten en los sitios más ruidosos durante el día, en exposiciones populares; la mayoría de las veces los asistentes no conocen la obra de los artistas siguen una tendencia mediatica y una promesa estética, el recorrido y la experiencia del arte también ha sido opacada por las tecnologías "¿Qué es más importante? ¿Experimentar el arte con tus propios ojos o presumir que estuviste ahí?" es el cuestionamiento que nos plantea Chilango respecto a la espontánea popularidad de Yayoi Kusama y su exposición (entre septiembre de 2014 a Enero 2015), para lo cual hicieron un experimento que nos dejó bastante en claro que nuestras intenciones no son buenas cuando de contemplar el arte se trata. ¿En qué se está convirtiendo la experiencia artística, en nuestro tiempo?
La batalla de Anghiari (copia de Peter Paul Rubens) |
Rencilla Segunda: Leonardo vs Miguel Ángel
¿Por qué no contarnos sobre la constante rencilla entre estos renacentistas? Miguel Ángel era más joven y lo usaba contra Leonardo, habría mucho terreno en donde reconocernos de hablarnos sobre todos los episodios en que se confrontaron. Desde la exposición de Octavio Paz y el arte, comencé a preguntarme ¿a quién va dirigida la exposición que se vende a todo el público con la promesa implícita hacernos 'cultos'?; ya de por sí la palabra cultura deriva una serie de debates que hoy sigue redefiniendose, por lo pronto no es necesario concretarla. Una exposición como la de Octavio Paz no estaba dirigida a una audiencia no versada en el arte, como tampoco son ensayos de Paz sobre el arte lo son, tal homenaje resulta una curiosidad olvidable para los mortales y aún así las salas se llenan, de personas que no leen, ni estudian, ni están familiarizados con los contenidos. Y muy probablemente por esta razón la experiencia artística se modifica, atestiguar que se estuvo presente es más relevante que experimentar la exposición.
Personalmente mi experiencia con el arte en todas sus formas ha sido conducida por el chisme. Tal cual. Si conozco a un autor, o si me es relevante es porque sé, recuerdo o me he enterado de algo que contar sobre esa persona que puedo reconocer en mi propia vida, es mi mejor recurso mnemotécnico y la forma más sincera de acercarse a cualquier conocimiento. En el caso de Leonardo y Miguel Ángel hay recursos de sobra para motivar los cotilleos de los asistentes, colocar dos nombres renacentistas, o mejor dicho, los nombres renacentistas bajo el mismo techo permite muchas más posibilidades que presumir fragmentos de bocetos como si fueran fragmentos sagrados fueran, en dos habitaciones y rellenar con esculturas y pasillos largos (antes de entrar a la sala dedicada a Leonardo, un largo pasillo en penumbra elevaba la espectativa hasta el infinito, pero es un fiasco).
Por qué no mejor contarnos sobre la disputa por el bloque de mármol que finalmente asignaron a Miguel Ángel, y la subsecuente sesión en el Palazzo Vecchio para designar un lugar a la obra final, de cómo pensando en la magnanimidad de la obra contra la delicadeza de su material se debatía si colocarla a resguardo o en la intemperie. Dicha obra es hoy conocida como El David.
O qué tal sobre la competencia orquestada para hacerlos pintar dos muros de la sala del consejo (hoy el Salón de los Quinientos), en el mismo Palacio Vecchio daVinci pintaría la batalla de Anghiari y Buonarroti la batalla de Cascina. Dicho mural de daVinci representa una de las mayores catástrofes de su vida, tras pintar el fresco de La ultima cena, la cual fue eterna y ya comenzaba a descartarse recién la terminó, probó pintar al óleo y secar en con un calor violento para acelerar el proceso.
Fueron durante estos tiempos en que estuvo al servicio de Cesar Borgia, formulando bocetos en torno al militarismo, armas, maquinaria y fortalezas bélicas, los estudios sobre el vuelo, las alas de las aves y la aerodinámica.
Existe una miniserie dramática y documental dedicada a la vida de Leonardo daVinci, de 1971 dirigida por Renato Castellani, que ilustra mucho mejor ésta relación entre Leonardo y Miguel Ángel, cosas que habrían sido mucho más interesantes y permitirían reconocernos en los artistas, para poder reconocernos en en las obras de arte. Porque intentar identificarnos con ideas sin rostro es como aprendernos las capitales y estados, todos lo hicimos en nuestra infancia, pero sólo recordamos los que nos importan en la actualidad.
La batalla de Cascina (copia de Bastiano da Sangallo) |
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