lunes, 12 de enero de 2015

Don Jon: Everyone loves a happy ending



Jospeh Gordon-Levitt ha captado mi atención (y la de muchos otros) desde hace ya bastante tiempo, su participación en películas como 10 Things I Hate About You (1999), (500) Days of Summer (2009), Inception (2010), 50/50 (2011), Looper (2012) y Premium Rush (2012), me formaron una buena opinión sobre su trabajo y sobre su talento, buen criterio para elegir proyectos ya sea participando o creando1.
Don Jon (2013) es relevante porque fue el primer largometraje dirigido por él mismo, de hecho una producción de HitRECord, y de hecho es una muy buena película, con una historia humana pero interesante y narrada con un estílo fresco. Anticipo mi opinión sobre su trabajo: es estupenda. Pero no escribo para halagar a Gordon-Levitt, sino a la historia que nos mostró.


El sexo y el porno
Jon (Gordon-Levitt) tiene una vida sencilla, mantiene rutinas muy concretas con las que está muy satisfecho, sabe cómo le gustan las chicas (que liga todos lo fines de semana), cómo le gusta ejercitar (rezando rosarios) y el punto exacto de pulcritud que le satisface en cada rincón de su departamento (el cual limpia él mismo). Todo en su vida está en orden, excepto el sexo, sencillamente porque le parece que no es tan asombroso como debería de ser, por lo que cada noche después de cada chica que conoce, va a su computadora para satifacerse con un poco de porno, dónde el sexo es lo que debería ser. Según Jon.
Entonces conoce a Barbara (Scarlett Johanson) en uno de sus fines de semana, quién es básicamente la mujer perfecta que ha estado esperando, un físico perfecto dentro de sus gustos y aunque ella se resiste un poco al principio, finalmente llega a darse cuenta de que el sexo... nop, no es tan asombroso. Insatisfecho y sorprendido por los detalles inesperados de su perfecta Barbara, continua su vida, visitando a su familia de vez en cuando, compartiendo más cosas con su 'perfecta novia' o asistiendo a la escuela nocturna, mientras se cuestiona todo esto y ve alterados sus gustos, conocerá a Esther (Julian Moore) quién incidentalmente resulta ser la persona más esclarecedora en su vida. No sólo ve cambiar su vida totalmente, si no que se vuelve consciente de lo que verdaderamente está mal en ella. Esther por su puesto, tiene un pasado, Barbara estará llena de sorpresas y dificil de dejar atrás pero Jon finalmente se dará cuenta de que sus expectativas están plagadas de ilusiones. Las palabras finales de la película son geniales.



El amor y el cine
"Nope, no estoy viendo algún clásico de Buñuel"
Jon nos cuenta su propio problema a través de su 'perfecta novia', que resulta ser fan de las chick flicks, le resulta iluso que mujeres como ella consideren que las historias de amor son como en las películas en donde se dicen frases ridículas, ilógicas o penosas para que triunfe el amor verdadero, sea lo que eso signifique. Por supuesto también viven esperando su glorioso final partiendo hacia el horizonte con un bello atardecer, el cual nunca llega porque la vida no es una película. Y pasa casi lo mismo en el porno.
La historia de Jon es prácticamente la historia de todos nosotros. La de cómo todos consumimos la versión porno / chick flick de la vida, una imagen sobre como se viven las cosas que parecerían en constante intento de emular la realidad, cuando en realidad la vida está tratando de emular la ficción (diablos, Wilde tenía razón), esto nos pasa todo el tiempo como consumidores y no es completamente nuestra culpa, sino que los medios y las productoras consideran más lucrativo entregar los productos (películas, novelas, series y un infinito etc) que formular contenidos más realistas o conscientes. Pero claro nadie nos obliga a seguir comprando esos. Bueno sí, es nuestra culpa.
 
La vida y Don Jon
Todos nosotros en algún momento nos sentimos identificados con alguno de estos formatos, con sus historias, sus situaciones o sus personajes (lo cual es inevitable dado que presentan diversas condiciones humanas). Seamos honestos, ninguno de nosotros estuvo presente durante la Edad Media, pero basta ver un poco de Game of Thrones o leer algunos volúmenes de Sandman o la serie de los Reyes Malditos para saber que la cosa estaba realmente jodida, pero nadie (o por lo menos espero que pocos) considerará que The First Knight (1995), Dragonheart (1996) o A Knight's Tale (2001) nos ilustraría bien sobre las prácticas del medievo. Neta, no había música pop en los bailes.
La fuerza de estos formatos (o la plasticidad de nuestros cerebros) radica en que al consumir todas estas historias y momentos esplendorosos de la creatividad humana (no jode el pop medieval, sino la credulidad que puede formularse en el espectador), nos lleva a pensar que algunas de las formas en que sucede la ficción es como sucede en la realidad. Todos tenemos nuestros pasajes favoritos de Friends, HIMYM, los Simpson o Breaking Bad, incluso usaremos muchas frases de estas estupendas creaciones en la vida diaria, pero pocos (por favor), son los que intentan saltar de un desfiladero o convertirse en químicos mafiosos. 
Llevemos la metáfora de Don Jon más lejos, el porno y el sexo, las películas y el amor, los medios y la vida: son lo que sucede entre la expectativa y cualquier momento presente que la confronta (el arte, el trabajo, el matrimonio, la universidad etc) y no se trata de que sea malo tener planes, sino que solemos errar la idea de planes con nuestras ideas sobre como deberían de ser los intereses de todos los demás, que más allá de ser bueno o malo, resulta en terribles descepciones o lamentables acciones2. La premisa de Don Jon es sencilla, a veces vives con expectativas y a veces vives con consciencia. Claro que sí, me encanta esta peli.


1 Gordon-Levitt es cofundador de HitRECord, un proyecto artístico de contenidos en diversos formatos: cortometrajes, libros, tours y otros. Seguro pueden darse una vuelta por su canal, o echar una mirada a alguna presentación musical.
2 Algunas exnovias me dejaron claro que hay personas que quieren vivir el drama de su vida, con dolor y sangre.

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