Hace algún tiempo fui a ver una película de terror La novia (2017) con una entonces novia. Ella eligió la función y con el tiempo me di cuenta de su macabro plan. Sin embargo aprendí dos cosas de esa experiencia, cuando soy evasivo son desagradable e incluso patético. Y que las personas que ven películas de terror gustan de ser atormentadas por momentos para sentirse vivas. No lo digo yo, lo dicen todos los estudios sobre comportamiento y el cine de terror.
Hay algo quizá en ese tipo de contextos, que hacen que vivas por un instante el momento, tu atención se retrae sobre la imagen aterradora, sobre la angustia y el estrés de la escena y para bien o para mal somos adictos a esos momentos que nos anclan al instante presente. Si bien esto es muy positivo en el ámbito del budismo y la meditación, me genera curiosidad. Así fue como llegué a Funny Games.
Funny games (1997) es una reflexión sobre el género slasher, donde se sigue un patrón muy constante de elemento y eventos; se presenta una serie de personajes y varios momentos de sorpresa y nudos que mantienen al espectador en la historia. La constante en el slasher es que todos los personajes van a morir con una o un par de excepciones. El sobreviviente, bajo ciertas condiciones o bajo cierto estigma, así sucede con la serie de Jason, Hallowween, Elms Street, con Scream incluso con Destino final, elijan su favorita entre el largo etc.
La historia con funny games no difiere mucho, se presenta un a una familia que desde el inicio tiene un rasgo muy característico, familia va de vacaciones. Uno puede observar en los primero momentos de la película que son personajes huecos, tres personajes van en un auto escuchando música y hablando sobre banalidades, sus expresiones son vacías tienen una mirada casi alegre, distante como si no estuvieran ahí realmente.
Y es una de las primeras reflexiones sobre el género, los personajes en el slasher están huecos no tienen identidad, en parte para que te identifiques con ellos fácilmente, en realidad para que viertas tu personalidad en una carcasa poco definida que te quede bien. No sabemos casi nada del padre no sabemos casi nada de la esposa y no sabemos casi nada del niño, en términos de su personalidad o gustos o identidad. Y es que, no importa, el público vino por la tragedia no por un snobista personaje 'tridimensional'.
Llegamos a saber qué al Padre le gusta el golf y que la familia sabe algo de velerismo, pero esto se presenta para poder ser usado en su contra. Aparecen los elementos durante la película pero ni siquiera están ahí para decirnos algo de los personajes están ahí para ser medios del espectáculo contra los personajes.
Luego por supuesto están los asesinos y aquí entra la parte medular y que guia lo que es la reflexión de la película sobre el género slasher. Uno de estos personajes suele en momentos muy específicos de la historia voltear hacia el espectador y dedicarle un gesto o un diálogo, está ahí para recordarnos el motivo de la película: los personajes vienen a morir están y lo que está sucediendo sucede para el entretenimiento del público, el público tiene el control de la historia simplemente por mirar y si el público mira, la historia continuará sucediendo. Podrías tomar el control remoto como ellos para tomar el control, ellos lo hacen.
Ahora que hablar sobre la cuarta pared y la relación que tiene esta con el espectador, es todo un asunto de cosas y detalles a discutir, para ello mejor date el tiempo de ver un vídeo de Dayo.
Haneke viene a mostrarnos y en un par de momentos hablarnos directamente, con el rompimiento de la cuarta pared, que somos sádicos y viles por estar viendo esa película. A diferencia de otras películas slasher, Haneke no desperdicia presupuesto en efectos gráficos de la violencia que nos promete. Evitarnos el gusto de ver nos estremecerá más y en cada uno de esos momentos se atravesará algo para evidenciarnos frente a la pantalla. Somos unos Sado.
Para la mitad de la película cuando los padres están tratando de recuperarse para buscar ayuda, esas escenas se vuelven insoportablemente largas, durante varios minutos miraremos como gimotea, lloran, se retuercen e intentan actuar, contra la amenaza. Cada movimiento se hace eterno, la acción comienza a retomar se muy lentamente hasta ya consolidado el tercer acto de la película. Y entonces Haneke jugará con nuestros sentimientos. Ey, ¿creíste que iban a lograrlo? Pero si pagaste por verlos sufrir, yo no te voy a decepcionar.
No solo se rompe la cuarta pared, sino que la película se torna un metadiscurso. Que está mostrandote sin arrojártelo a la cara ¿de qué van las películas Slasher? ¿De ficciones y violencia? No, esto es sobre el público que consume violencia en pequeñas dosis, cuyo dealer son esas grandes productoras, que puntualmente te traen cada temporada un poco de violencia, y claro en otoño la panacea. Hanake usa la trama para preguntarte: ¿Estás prestando atención?