Finalmente para terminar con este mes, una de mis bandas favoritas. Hasta el día de hoy no he tenido motivo para decir que esta banda no es Asombrosa.
Mogwai ha tenido participaciones en varios soundtracks, alguno que otro documental y serie de televisión (debería escribir al respecto), pero les dejo una de sus ultimas producciones que me siguen emocionando infinitamente. En esta ocasión tiene relación con una novela que he estado leyendo en estos días, La nave de un millón de años1 (les platicaré cuando la termine). Mientras este es el tema de la novela (sí, le pongo música a mis lecturas).
1 Poul Anderson, 1989
lunes, 29 de septiembre de 2014
sábado, 27 de septiembre de 2014
a Carl Sagan
La película Contacto (1997) marcó un momento importante en mi juventud, la imagen tan verosímil de la experiencia humana frente a una raza inteligente estableciendo contacto con nuestro mundo (no sólo con nuestro planeta, sino con todo lo que implica nuestro querido guijarro en el cielo) cambió las ideas que tenía sobre nuestro lugar en el universo hasta entonces. Mi tendencia hacia la ciencia ficción ya se perfilaba y con ayuda de la película se cimentaba fuertemente.
Más allá de las distinciones entre la novela (de 1985) y la película ya sea por las correcciones a al menos una década de nuevas certezas, Carl Sagan no fue sólo un científico inmerso en la investigación o divulgación del quehacer astronómico, sino también un entusiasta de las posibilidades del cosmos. Leí con gran entusiasmo su novela después de volver a reencontrarme con la película hace algunos años atrás, conociendo así más sobre su trabajo y logros. Sagan no fue sólo un conglomerado de información científica destinado a emplearlo en los proyectos de exploración espacial. Al igual que Asimov, estaba convencido de que fundamentar a la humanidad en el conocimiento la liberaría de las cadenas que le retienen en la tierra y el el caos, con una gran inmensidad de mundos por conocer en el horizonte cercano. Carl Sagan llego en un momento en que no estaba seguro de dedicarme a la ficción o a la ciencia, la respuesta que me mostró fue: Ambos.
Más tarde retomé una serie que vi en fragmentos durante mi infancia (reconocí partes una vez la vi de cabo a rabo), Cosmos de 1980, uno de sus trabajos más importantes de divulgación. Es en estos 13 capítulos en los que todo el conocimiento que en la escuela me parecía inútil (las clases de química, física, biología o geografía) tomó toda la relevancia que tiene en realidad. Tal vez si en la secundaria me hubiera interesado por una serie como ésta habría tenido mejores calificaciones (o no, el sistema de evaluación es otro gran problema por sí solo).
Algunos de sus libros aún están en mi lista de espera (El cerebro de Broca, 1979 y Los dragones del Edén, 1977), si bien, algunos conocimientos sobre el cerebro humano o física empiezan a quedar obsoletos (la ciencia se actualiza constantemente, lo crean o no), sus reflexiones humanistas sobre el pasado, el presente y el futuro, así como la forma en que esta nos incumbe siguen teniendo una gran vigencia1.
Asimov, que mantenía correspondencia con él, lo consideraba una persona sumamente inteligente (lo cual relaciono al su labor científica aplicada) y dice en sus cartas:
Acabo de terminar La conexión cósmica (un libro de Sagan) y me encantó cada palabra que leí. Usted es mi idea de un buen escritor, porque tiene un estilo natural y artificialmente desafectado, cuando leo lo que escribe, le oigo hablar.
Una cosa sobre el libro me puso nervioso. Y es que es demasiado obvio que usted es más inteligente que yo: Odio eso.
(Yours, Isaac Asimov: A lifetime of letters, 1996)
Autor del acto más romántico que jamás se habrá hecho hasta ahora: enviar el sonido del corazón de Ann Druyan palpitar en los discos de las sondas Voyager hacia la profundidad del espacio, el cual conforma todo un saludo en la esperanza de encontrarse con alguna especia inteligente en su marcha por el universo. En 1980, cuando Sagan y Druyan se casaron, Asimov también dedicó unas palabras en sus cartas:
Tres hurras para Carl Sagan y Ann
Quienes hoy día se han convertido en marido y mujer.
Sea vuestra vida brillante como el día
Tanto como la gran Vía Láctea
Tanto como el Big Bang con el que empezó todo.
(Yours, Isaac Asimov: A lifetime of letters, 1996)
¡Encuentra el planeta tierra! (pista: es un punto azul pálido) |
Sagan es prácticamente la personificación de la esperanza, él es una visión de la realidad que no resulta preocupante, existe mucho conocimiento en sus palabras, mucha reflexión a lo que prestarle atención, mucha curiosidad y muchos senderos para que podamos recorrer. Para Sagan siempre hay posibilidades.
Un punto azul pálido (1994) es uno de sus textos más bellos que relata sus pensamientos ante una de las fotografías que envió el Voyager 1 de la tierra, a 6 mil millones de kilometros en 1990 y que de hecho pueden ver en internet de su propia voz.
También merece la pena ver una charla entre él y otros dos grandes en la materia científica. Stephen Hawking, a quien le debemos grandes chistes y la teoría sobre el Big Bang y Arthur C. Clarke quien formuló el concepto de las comunicaciones satelitales antes de que las tecnologías permitieran tal maravilla así como una larga lista de novelas de ciencia ficción de la más alta calidad.
1 Hay que mencionar que la serie Cosmos ha tenido una nueva edición en Cosmos: A Spacetime Odyssey (2014), protagonzada por Neil deGrasse Tyson y producidad por Ann Druyan y Seth MacFarlane, que ofrece una visión actualizada de los conocimientos que divulgó la primera serie. Visualmente asombrosa y una gran herencia de su antecesora.
martes, 23 de septiembre de 2014
a Isaac Asimov
Tuve un profesor de química y física en un curso de verano, cuyo nombre ya no recuerdo, pero tanto su apodo como su correo electrónico era Apopompi, así que lo recuerdo con ese nombre en la actualidad. Tanto él como el profesor Jaime (apellido olvidado) quien impartía álgebra, nos enseñaron muchas cosas sobre sus materias, sobre todo a entenderlas y reflexionarlas, descubrí así una pasión inesperada por estas ciencias y sus aplicaciones en los hechos de la vida diaria y durante ese tiempo a usar el sentido común, siguiendo las reglas de su lenguaje, para resolver las incógnitas de ecuaciones o planteamientos teóricos que corresponden a hechos muy reales, en lugar de seguir recetas como el sistema educativo me había enseñado.
Los dos eran grandes aficionados a la literatura y entre instrucciones y ejercicios nos entusiasmaban con anécdotas sobre novelas, películas, ciencia y humor; en su momento el profesor Juan nos contó sobre una novela de Asimov (que ahora sé que es Un guijarro en el cielo) porque le encantaban los detalles antropológicos, la verosimilitud con que describía a la sociedad humana del futuro (en su momento me recomendó también a Luis Spota1) y el profesor Apopompi nos contó sobre la historia de una computadora a la cual se le hacía una pregunta cada cierto tiempo con la esperanza de que resolviera un dilema universal: la tendencia cósmica a la entropía (el desgaste natural energético e irreversible del universo) que enventualmente culminaría en la disolución total del universo. Lo contó de tal forma que incluso tratándose de una charla ya era bastante impactante el final (y les dejo por aquí).
«La última pregunta se hizo, medio en broma y medio en serio, el 21 de mayo de 2061. Eran los días en los que la humanidad salía a la luz. La pregunta nació como resultado de una apuesta de $5 tomándose unas copas, y todo ocurrió así:».
Portadas de la Fundación en la edición de The Folio Society's por Alexander Wells |
El hombre bicentenario y la última pregunta
Tiempo después me toparía con la hilarante versión cinematográfica de El hombre bicentenario (1999), la cual si bien es básicamente un chic flick, me pareció una historia genial durante mi juventud por toda la gama de detalles que van ilustrando el gradual futuro del futuro, así despertó mi interés por Isaac Asimov y sus textos. Lo primero que leí sobre Asimov fueron dos cuentos: El hombre bicentenario (1976) y la última pregunta (1959).
Estas historias me dejaron claro que Asimov era un escritor a quien admirar, cada vez que investigaba más sobre su persona me interesaba más leer alguna de sus novelas pero aún no optaba por ninguno de sus libros, cual niño indeciso me preguntaba por dónde sería más apropiado comenzar. Y no comencé por algún tiempo. En lugar de ello leí mucho sobre su persona, escuché muchas entrevistas y opiniones, incluso leí algunas de las cartas más populares de su carrera2. Una persona admirable con la creatividad y una perserverante sed por el conocimiento que se dedicó a crear varios y estimables volumenes de historia y divulgación científica que mantenían un lenguaje accesible y poco técnico sobre los saberes que se han fraguado en la humanidad, Asimov era un hombre interesado por el progreso humano y su principal preocupación era ponerlo al alcance de todos.
Finalmente iniciaría con el Ciclo de Trantor, una saga más bien accidental, que tras escribir la trilogía de La fundación se conformó aún más compleja tras concretar dos series más, la Serie de los robots y la Trilogía del imperio, anteriores a los acontecimientos que tienen lugar en los volúmenes de La fundación. Ambas crean contextos en los que cuestiona el comportamiento humano frente a eventos y sucesos que implican las tecnologías, Asimov enlazó el mundo de La fundación, una sociedad intergaláctica (donde pocos o nadie recuerda que el ser humano emergió de un primer y único planeta) hasta el mundo tecnológicamente avanzado en el que los robots dieron pie a la revolución sociocultural que motivó la colonización galáctica y esta se vincula a nosotros al confrontarnos de lleno y sin cautela con el progreso de las tecnologías, un poder capaz de alterarlo todo.
Las primeras tres novelas que he leído, representan tres aspectos de la imprecionante ficción que Asimov extrae de nuestra propia esencia, en Yo, Robot nos da cuenta de la complejidad de la mente de los robots, la misteriosa y casi secreta tecnología positrónica; mientras Bóvedas de acero nos muestra la reticencia humana ante la producción de robots, los cuales trascendiendo su rol de herramientas, terminan reemplazando muchas veces a los humanos; así se dará lugar a las historias en torno al imperio galáctico, una sociedad intergaláctica que gradualmente olvida sus orígenes y comienza a forjar su propia secuencia económica y política interpranetariamente, en este mundo se verán muchos reflejos de nuestra historia en la tierra.
Así se abre el paso hacia la historia de la fundación (en proceso de lectura) donde el científico Hari Seldon crea la psicohistoria, una forma de calcular el futuro histórico, y descubre que la estabilidad de la galaxia se encuentra en peligro. Aún estoy por enterarme qué sucederá, ya les contaré.
"¡Hágase la luz!". Y la luz fue hecha.
Como una muestra de su singular personalidad, en un artículo encontré el siguiente fragmento que pertenece a un libro que publica algunas de las cartas más representativas de la vida y obra de Isaac Asimov (Yours, Isaac Asimov: A lifetime of letters de 1996, que espero poder conseguirme), refiere a su experiencia al conocer a Carl Sagan de la siguiente manera:
Sagan ha leído la mitad de mi libro sobre el universo y ha encontrado un error fundamental. En mi traducción de las teorías de Eddington sobre la estructura estelar, hablé de la presión de la radiación. Al parecer, no tenía que haberlo hecho. Afortunadamente, sólo significa corregir una frase aquí y allá.
Pero esto es para lo que necesito a Sagan. Cualquier cosa que él no encuentre, no está ahí para ser descubierta. Si sólo fuera él un poco más rápido al respecto… Yo le dije que me di cuenta de que él estaba muy ocupado, demasiado, pero luego añadí con mi marca de ingenuidad: “Pero entonces, ¿cuál es su trabajo en comparación con el mío?”
Y él dijo: “Usted lo dice que de tal manera que puedo tomarlo como una broma. Pero usted lo dice realmente en serio, ¿verdad?”
Así que hice lo mejor de ello. Le dije: “Sí, así es.”
Un tipo muy inteligente, ese Sagan.
Asimov es un viaje de exploración, te adentra más allá del tiempo y el espacio como un mentor que nos lleva a todos estos mundos, habidos y por haber, para comprender la profundidad de la complejidad humana, un maestro lleno de sabiduría y una grata sonrisa que nos instruye en el camino de la propiocepción con la singularidad de que está al alcance de todos, en sus libros. Asimov está más vivo a través de ellos y su congruencia científica de lo que posiblemente jamás ningún escritor podrá estar.
En general muchas de las opiniones de Asimov son bastante interesantes, si bien hay muchos vídeos que ver sobre su pensamiento y conocimiento; afortunadamente casi todo su pensamiento y conocimiento se encuentra publicado en sus libros de divulgación científica. Aquí hay una muestra sobre su interés por hacer accesible el conocimiento humano, previendo con indudable precisión el efecto que tendría de la tecnología en la humanidad. Yo considero que la transformación de la que habla aún está algunos años (o décadas) por delante de nosotros, pero más importante que eso es que de nosotros depende que su utilidad sea tan provechosa como él la contempla.
1 Escritor Mexicano autodidacta, hasta la fecha sigue siendo uno de mis favoritos. Debería dedicarle un texto uno de estos días.
2 Cartas sobre temas como: la nueva biblioteca en Troy, Michigan, escribir ciencia ficción o su humilde preocupación por la paga que le emitía la editorial.
viernes, 19 de septiembre de 2014
a Michel Foucault
Llegué a Michael Foucault hace pocos años, cuando comencé a conocer los temas vinculados a la ideología y el discurso, junto a los textos de Bajtín, Van Dijk que me ubicaron en el discurso como proyección del mundo y la sociedad en el que participamos. La ideología y el discurso que de ella emerge son la herramienta ontológica del lenguaje y nuestro pensamiento para seguirse construyendo a sí mismo, somos criaturas que vienen de algún lugar y van hacia algún lugar, condiciona por ello mismo a las posibilidades de nuestra identidad y nuestro comportamiento, reconocer nuestro lugar en el mundo, tanto físico como ideológico nos permite actuar, sí, pero también nos permite reconocer hacia donde iremos y definir cómo lo haremos, somos después de todo una parte del discurso continuo de las existencias humanas.
Les mots et les choses (Las palabras y las cosas)
Foucault es casi literario al mostrar sus ideas sobre la ideología, sobre el ser humano y sobre la historia, se adentra en el sistema que conforma el pensamiento humano, ni espontáneo ni azaroso, sino resultado de condiciones específicas y conocidas. Su vida es ya profundamente interesante y da cuenta en primera mano de los temas a los que dedica su mente, exento de la casualidad es autoridad en temas de sexualidad, poder-control y locura, no solo está bien documentado sino bien constatado en ambos ámbitos. Decidí subir dos extractos que introducen dos de sus libros, los primeros que empecé a leer.
En el discurso que hoy debo pronunciar, y en todos aquellos que, quizá durante años, habré de pronunciar aquí, habría preferido poder deslizarme subrepticiamente. Más que tomar la palabra, habría preferido verme envuelto por ella y transportado más allá de todo posible inicio. Me habría gustado darme cuenta de que en el momento de ponerme a hablar ya me precedía una voz sin nombre desde hacía mucho tiempo: me habría bastado entonces encadenar, proseguir la frase, introducirme sin ser advertido en sus intersticios, como si ella me hubiera hecho señas quedándose, un momento, interrumpida. No habría habido por tanto inicio; y en lugar de ser aquel de quien procede el discurso, yo sería más bien una pequeña laguna en el azar de su desarrollo, el punto de su posible desaparición.[...]Pienso que en mucha gente existe un deseo semejante de no tener que empezar, un deseo semejante de encontrarse, ya desde el comienzo del juego, al otro lado del discurso, sin haber tenido que considerar desde el exterior cuánto podía tener de singular, de temible, incluso quizá de maléfico. A este deseo tan común, la institución responde de una manera irónica, dado que hace los comienzos solemnes, los rodea de un círculo de atención y de silencio y les impone, como si quisiera distinguirlos desde lejos, unas formas ritualizadas.El deseo dice: «No querría tener que entrar en este orden azaroso del discurso; no querría tener relación con cuanto hay en él de tajante y decisivo; querría que me rodeara como una transparencia apacible, profunda, indefinidamente abierta, en la que otros respondieran a mi espera, y de la que brotaran las verdades, una a una; yo no tendría más que dejarme arrastrar, en él y por él, como algo abandonado, flotante y dichoso». Y la institución responde: «No hay por qué tener miedo de empezar; todos estamos aquí para mostrarte que el discurso está en el orden de las leyes, que desde hace mucho tiempo se vela por su aparición; que se le ha preparado un lugar que le honra pero que le desarma, y que, si consigue algún poder, es de nosotros y únicamente de nosotros de quien lo obtiene».Pero quizás esta institución y este deseo no son otra cosa que dos réplicas opuestas a una misma inquietud: inquietud con respecto a lo que es el discurso en su realidad material de cosa pronunciada o escrita; inquietud con respecto a esta existencia transitoria destinada sin duda a desaparecer, pero según una duración que no nos pertenece, inquietud al sentir bajo esta actividad, no obstante cotidiana y gris, poderes y peligros difíciles de imaginar; inquietud al sospechar la existencia de luchas, victorias, heridas, dominaciones, servidumbres, a través de tantas palabras en las que el uso, desde hace tanto tiempo, ha reducido las asperezas.Pero ¿qué hay de tan peligroso en el hecho de que la gente hable y de que sus discursos proliferen indefinidamente? ¿En dónde está por tanto el peligro?
[El orden del discurso, 1970]
Conversaciones
Como si platicaras directamente con él sobre los temas de sus libros, leer un texto suyo se acompaña de una buena cena o comida o desayuno, se acompaña de un buen sillón a media tarde con buena luz, o se puede en la pasividad de una noche relajada, se logra en el transporte público de camino a casa, con alguna bebida o un buen cigarro. Foucault es es mejor ejemplo de telepatía (como menciona Stephen King), es su voz a través del tiempo y el espacio contandonos todo lo que leyó en sus días como bibliotecario, con todos los pormenores sucios y polémicos, con todo el secretismo y sus ideas más controversiales. Guiñandote el ojo de vez en vez, sonriendote con coquetería, ¿cómo no sería así?, es Foucault.
Los dos textos que selecciono me han parecido adaptables para un monologo, son de alguna forma palabras dirigidas al lector (al público, después de todo) que invitan a reflexionar mientras al mismo tiempo se rie con él de la realidad. Son una charla con el lector, pero una de esas charlas que te retan a seguir definiendo, cuaestionando y creyendo, que pone en entredicho lo que pensamos sobre las propias palabras y los actos que acompañan nuestros pensamientos.
Se produce un libro: acontecimiento minúsculo, pequeño objeto manuable. Desde entonces, es arrastrado a un incesante juego de repeticiones; sus «dobles», a su alrededor y muy lejos de él, se ponen a pulular; cada lectura le da, por un instante, un cuerpo impalpable y único; circulan fragmentos de él mismo que se hacen pasar por él, que, según se cree, lo contienen casi por entero y en los cuales finalmente, le ocurre que encuentra refugio; los comentarios lo desdoblan, otros discursos donde finalmente debe aparecer él mismo, confesar lo que se había negado a decir, librarse de lo que ostentosamente simulaba ser. La reedición en otro momento, en otro lugar es también uno de tales dobles: ni completa simulación ni completa identidad.
Grande es la tentación, para quien escribe el libro, de imponer su ley a toda esa profusión de simulacros, de prescribirles una forma, de darles una identidad, de imponerles una marca que dé a todos cierto valor constante. «Yo soy el autor: mirad mi rostro o mi perfil; esto es a lo que deben parecerse todas esas figuras calcadas que van a circular con mi nombre; aquellas que se le aparten no valdrán nada; y es por su grado de parecido como podréis juzgar del valor de las demás. Yo soy el nombre, la ley, el alma, el secreto, el equilibrio de todos esos dobles míos». Así se escribe el prólogo, primer acto por el cual empieza a establecerse la monarquía del autor, declaración de tiranía: mi intención debe ser vuestro precepto, plegaréis vuestra lectura, vuestros análisis, vuestras críticas, a lo que yo he querido hacer. Comprended bien mi modestia: cuando hablo de los límites de mi empresa, mi intención es reducir vuestra libertad; y si proclamo mi convicción de no haber estado a la altura de mi tarea, es porque no quiero dejaros el privilegio de oponer a mi libro el fantasma de otro, muy cercano a él, pero más bello. Yo soy el monarca de las cosas que he dicho y ejerzo sobre ellas un imperio eminente: el de mi intención y el del sentido que he deseado darles.
[Historia de la locura en la época clásica, 1961]
viernes, 12 de septiembre de 2014
a Jorge Luis Borges
Leer a Borges fue algo posterior a Cortázar, si bien también fue durante los años de Cedart cuando me enviaron a leerlo, durante y después de los años escolares me interesé en sus textos. Aún hoy lo leo a cuentagotas porque sus textos son abundantemente creativos, llenos de detalles que engrandecen su creación, lo leo a sorbos porque sus textos poseen mucho contenido. No es inusual que tras leer un texto mis pensamientos se conviertan en un enjambre exitado que percibe gran cantidad de lineas que emergen desde la historia principal. En Borges el universo se construye prácticamente por sí mismo, la complejidad de sus ideas está implícita en la narración, en la construcción de la historia y el discurrir de la trama. Hay un gran trasfondo (como menciona Ayn Rand) en sus textos, que construyen el contexto de cada historia, Borges es un arquitecto asombroso no sólo de historias sino de los universos donde ellas necesitan tener lugar. Aunque resulta un misterio para mi es si ese universo es uno solo, o dedicó varios universos para el conjunto de sus textos.
De él pensé subir un texto en prosa, pero además de ser largos poseen mucha información por lo que resultaría en una densa publicación, en cambio consideré un poco de su poesía que logra ser jovial, profunda y ocurrente.
El golem
Si
(como afirma el griego en el Cratilo)
el
nombre es arquetipo de la cosa
en
las letras de 'rosa' está la rosa
y
todo el Nilo en la palabra 'Nilo'.
Y,
hecho de consonantes y vocales,
habrá
un terrible Nombre, que la esencia
cifre
de Dios y que la Omnipotencia
guarde
en letras y sílabas cabales.
Adán
y las estrellas lo supieron
en
el Jardín. La herrumbre del pecado
(dicen
los cabalistas) lo ha borrado
y
las generaciones lo perdieron.
Los
artificios y el candor del hombre
no
tienen fin. Sabemos que hubo un día
en
que el pueblo de Dios buscaba el Nombre
en
las vigilias de la judería.
No
a la manera de otras que una vaga
sombra
insinúan en la vaga historia,
aún
está verde y viva la memoria
de
Judá León, que era rabino en Praga.
Sediento
de saber lo que Dios sabe,
Judá
León se dio a permutaciones
de
letras y a complejas variaciones
y
al fin pronunció el Nombre que es la Clave,
la
Puerta, el Eco, el Huésped y el Palacio,
sobre
un muñeco que con torpes manos
labró,
para enseñarle los arcanos
de
las Letras, del Tiempo y del Espacio.
El
simulacro alzó los soñolientos
párpados
y vio formas y colores
que
no entendió, perdidos en rumores
y
ensayó temerosos movimientos.
Gradualmente
se vio (como nosotros)
aprisionado
en esta red sonora
de
Antes, Después, Ayer, Mientras, Ahora,
Derecha,
Izquierda, Yo, Tú, Aquellos, Otros.
(El
cabalista que ofició de numen
a
la vasta criatura apodó Golem;
estas
verdades las refiere Scholem
en
un docto lugar de su volumen.)
El
rabí le explicaba el universo
"esto
es mi pie; esto el tuyo, esto la soga."
y
logró, al cabo de años, que el perverso
barriera
bien o mal la sinagoga.
Tal
vez hubo un error en la grafía
o
en la articulación del Sacro Nombre;
a
pesar de tan alta hechicería,
no
aprendió a hablar el aprendiz de hombre.
Sus
ojos, menos de hombre que de perro
y
harto menos de perro que de cosa,
seguían
al rabí por la dudosa
penumbra
de las piezas del encierro.
Algo
anormal y tosco hubo en el Golem,
ya
que a su paso el gato del rabino
se
escondía. (Ese gato no está en Scholem
pero,
a través del tiempo, lo adivino.)
Elevando
a su Dios manos filiales,
las
devociones de su Dios copiaba
o,
estúpido y sonriente, se ahuecaba
en
cóncavas zalemas orientales.
El
rabí lo miraba con ternura
y
con algún horror. '¿Cómo' (se dijo)
'pude
engendrar este penoso hijo
y
la inacción dejé, que es la cordura?'
'¿Por
qué di en agregar a la infinita
serie
un símbolo más? ¿Por qué a la vana
madeja
que en lo eterno se devana,
di
otra causa, otro efecto y otra cuita?'
En
la hora de angustia y de luz vaga,
en
su Golem los ojos detenía.
¿Quién
nos dirá las cosas que sentía
Dios,
al mirar a su rabino en Praga?
{...en voz de Borges}
Un sueño racional
Cada texto de Borges es como tener un sueño, es un evento que escapa de nuestro control, su texto, su historia es un frenesí sensorial de imágenes, emociones e ideas que se desglosan simultaneamente (y es difícil explicitarlo de una sola vez una vez despiertas), es algo que nos maravilla aún en su sencillez por todo lo que implica, los textos de Borges, así como los sueños son grandes por todo lo que es capaz de significar. En particular Borges es como un sueño impregnado de racionalidad, es incontrolable, indomable e inesperado pero en sus textos todo es posible y todo es coherente, porque son una estructura lógica, racional y compleja de la que percibimos sólo un extracto a través del cual podemos entrever el sistema entero.
Borges también fue entrevistado por Soler (me parece que varios años antes), tal emisión es un gran extracto (aunque breve) del pensamiento que impregna sus textos. Borges es una biblioteca en sí mismo, en mi interpretación, el texto de la biblioteca de Babel hace alusión a su propiamente (tal vez también a las neuronas), que conforme perdió la vista se convirtió en un espacio enclaustrado de textos, saberes e ideas catalogados de memoria pero no olvidados nunca.
Cada texto de Borges es como tener un sueño, es un evento que escapa de nuestro control, su texto, su historia es un frenesí sensorial de imágenes, emociones e ideas que se desglosan simultaneamente (y es difícil explicitarlo de una sola vez una vez despiertas), es algo que nos maravilla aún en su sencillez por todo lo que implica, los textos de Borges, así como los sueños son grandes por todo lo que es capaz de significar. En particular Borges es como un sueño impregnado de racionalidad, es incontrolable, indomable e inesperado pero en sus textos todo es posible y todo es coherente, porque son una estructura lógica, racional y compleja de la que percibimos sólo un extracto a través del cual podemos entrever el sistema entero.
Borges también fue entrevistado por Soler (me parece que varios años antes), tal emisión es un gran extracto (aunque breve) del pensamiento que impregna sus textos. Borges es una biblioteca en sí mismo, en mi interpretación, el texto de la biblioteca de Babel hace alusión a su propiamente (tal vez también a las neuronas), que conforme perdió la vista se convirtió en un espacio enclaustrado de textos, saberes e ideas catalogados de memoria pero no olvidados nunca.
martes, 9 de septiembre de 2014
a Julio Cortázar
Cortázar fue uno de los autores que me dejó el paso por el Cedart. En su momento, por ser deber, lo leí con poco entusiasmo y fue más tarde cuando retomando a los cronopios y famas, a algunos fragmentos de Rayuela (1963), la entrevista con Soler, que sencillamente me encontré seducido por todo lo que lo conforma su personalidad.
Cortázar es magia, independientemente de las valoraciones literarias, los críticos o los legos, él es el ejemplo de la realidad mágica. Su visión del mundo, impregnada de ritmo (así como su voz franco-argentina), impregnada de detalles y gestos que son comunes pero no ordinarios son lo que en cada ocasión me encanta cuando leo un texto suyo.
Tal vez, muy inspirado en sus estilos, mis textos siguen a veces esa tendencia, finalmente la facultad de sorprender y maravillar con lo ordinario a través de transmutarlo en algo insospechado es lo que me entusiasma.
Creo que para ilustrar un poco sobre Cortázar no basta un texto, habría muchos que compartir, pero opté por este, una melodía sensual, poética y de signos, un fragmento de su novela Rayuela (que desde hace años tengo en el librero pero aún no dispongo para leer).
Capítulo 7
Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.
A Cortázar hay que leerlo como se bebe café y pastel. Al café hay que beberlo mientras esté caliente pero no si te quema la boca, el pastel se come frío pero no congelado, es decir, al leer a Cortázar necesitas tener cierta temperatura, entendida como humor, algo intermedio entre los extremos de la vida. No lo consumes en cualquier momento o lugar, es un evento que se prepara, es un momento que requiere si sitio y situación para realizarlo. Cortázar es algo que se prepara, te dejas seducir, te dejas encontrar por sus palabras y lo disfrutas con paciencia, bocado a bocado, es un ritual que se desarrolla con cierta brevedad. Cortázar es como pastel y café, un momento que tiene lugar y tiempo definidos, no se le puede extender más de lo necesario, no se le puede extraer de sus condiciones de realización ni sus condiciones de preparación, un acto que se comparte o se realiza en privado con el mismo placer.
Para acompañar al texto, creo que viene bien la entrevista que tanto me gusta, algunas de sus percepciones y sentires verbalizados como sólo él podría, uno de los motivos que me hacen encantarme de su trabajo y de su estilo además de la modulación de su voz, prácticamente hipnótica.
viernes, 5 de septiembre de 2014
miércoles, 3 de septiembre de 2014
Freestyle Bane - Auralnauts
Me encanta este mes. Podría escribir bastante sobre este vídeo, o la película, o lo que sea, pero hoy sólo quiero que disfruten. Just enjoy it.
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